El municipio-isla de Culebra, parte del archipiélago puertorriqueño, siempre ha atraído intereses externos. En 1867 Estados Unidos intentó comprarla de España. Eso no funcionó, pero pocos años después de que los EE. UU. invadiera a Puerto Rico en 1898, la Marina de los EE. UU. estaba entrenando en Culebra.
Los constantes bombardeos interrumpieron la vida cotidiana de los culebrenses desde asistir a la escuela hasta ir a la iglesia. Las personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares para dejar espacio a los militares y hubo accidentes que amenazaron la vida de los residentes.
En la década de 1970, los culebrenses estaban cansados y el grafiti 'Navy Go Home' comenzó a aparecer en las calles. El pueblo de Culebra se organizó, marchó y cometió desobediencia civil. Su alcalde Ramón Feliciano “Monchín” también encontró un abogado dispuesto a demandar a la Marina de los EE. UU. Fueron exitosos y en 1975 la Marina salió de Culebra. Pero casi cuatro décadas después, los culebrenses enfrentan una nueva amenaza: el desarrollo excesivo.