This is how Women Environmentalists are Fighting against Climate Change in Puerto Rico

Así es como las mujeres ambientalistas están combatiendo el cambio climático en Puerto Rico

 Madres de la tierra es una serie que muestra el liderato femenino y la autogobernanza a seis años del huracán María 

Este reportaje fue originalmente copublicado el 3 de octubre de 2023 con Refinery29 y Todas. La producción de la serie fue posible gracias al apoyo del Economic Hardship Reporting Project. Puedes ver todos los perfiles en madresdelatierrapr.com. 

A una cuadra de una villa pesquera en desuso, Anabela Fuentes García encontró el sitio ideal para enseñar pesca sostenible a la niñez en Loíza. La estructura era un edificio abandonado, de paredes blancas. Su interior estaba repleto de hojas secas porque no había techo que lo protegiera del viento o de la lluvia. Fuentes observó aquel deterioro, y solo vio el potencial: un recurso para educar a la próxima generación de biólogos marinos, salvavidas, buzos, pescadores y capitanes. 

Foto: Mari B. Robles López / @mediapersona.

Era el verano de 2022 cuando nos reunimos con Fuentes bajo la sombra de un árbol de almendro frente a su casa. De sus orejas colgaban una tortuga y una estrella de mar plateada, que representan su amor y conexión con el océano Atlántico. Llevaba sus trenzas amarradas en un moño, y vestía una camiseta negra que decía: “You can do anything”—puedes hacer cualquier cosa. La escuela era una idea que venía gestándose hace tiempo; fue inspirada por el amor que su nieto sentía por la pesca, y cobró sentido después de que la comunidad organizara una limpieza. 

Después de que ella y sus vecinos abrieron el espacio y se deshicieron de los escombros tras el huracán María, que causó destrucción en Puerto Rico en septiembre de 2017, se prendió el bombillo. Ese estorbo, por el cual había transitado tantas veces, tenía el potencial para reunir a la niñez loiceña en el Taller Escuela Pescantil un proyecto que venía desarrollando junto a su hija para rescatar el oficio de la pesca en Loíza.

Una vez más, la comunidad se unió para recaudar dinero y comprar el edificio. Ahora, un cartel anuncia las tres organizaciones comunitarias que pronto ofrecerán servicios allí. 

Foto: Mari B. Robles López / @mediapersona.

Fuentes es líder comunitaria en Medianía Alta, una región de Loíza que ha sido muy afectada por la erosión costera. Loíza tiene una población de unas 22,657 personas y un nivel de pobreza más alto que el promedio en el resto de Puerto Rico, según la Oficina del Censo de Estados Unidos. 

“Nosotros necesitamos, en nuestro pueblo de Loíza, la prosperidad. Y si tenemos los recursos, ¿por qué no coger esos recursos y convertirlos en incentivo económico para nosotros mismos?”, planteó la abuela de 58 años.

El acceso al capital es uno de los principales retos para las mujeres que lideran iniciativas de justicia ambiental en el mundo. Por ejemplo, Oxfam indica que, en América Latina, 58 millones de mujeres viven en el campo; no obstante, solamente el 30% de ellas posee tierras agrícolas, y apenas el 5% tiene acceso a asistencia técnica.

Además, el discrimen por el color de la piel añade otra capa de desigualdad económica en estos proyectos de protección y conservación ambiental. Green 2.0, una organización sin fines de lucro que aboga por aumentar la diversidad racial en el liderato de grupos ambientalistas, afirma que, típicamente, en Estados Unidos, “las fundaciones están financiando a organizaciones dirigidas por personas de raza blanca casi un 40% más al año que a entidades lideradas por personas de comunidades racializadas". La discrepancia es aún más marcada en los presupuestos operacionales, que cubren gastos de personal y costos operacionales irrestrictos. El informe de Green 2.0 encontró que las organizaciones con directivos que se identifican como de raza blanca reciben casi el doble de financiamiento operacional que el que reciben las organizaciones dirigidas por personas no blancas (esto incluye personas negras, latinoamericanas, asiáticas, nativo norteamericanas, hawaiianas y mediorientales).

Y aún así, para otros, la mayor barrera no es la financiación, sino la burocracia. Mariangelie Ortiz, quien organizó a su comunidad tras el huracán María, explica que cuando los grupos comunitarios buscan dinero de municipios o fundaciones, les suelen pedir estar registrados como organizaciones exentas de contribuciones bajo la sección 501C3 del Código Contributivo de Estados Unidos. Ahora, como enlace comunitario en La Maraña, una entidad local sin fines de lucro que apoya económicamente a las comunidades para que diseñen los espacios que habitan, Ortiz ha sido testigo de sus frustraciones. 

Foto: Mari B. Robles López / @mediapersona.

“Así que, ¿cómo las comunidades reciben dinero?", expresó en una videollamada. "No lo reciben, si no es a través de organizaciones comunitarias… la diáspora… [y] personas que creen en las comunidades”.

Los grupos de base comunitaria en Puerto Rico denuncian la falta de apoyo gubernamental en los procesos de recuperación posdesastre. La labor de organizaciones como La Maraña para fortalecer la participación comunitaria no es algo que el gobierno local asuma como política pública. En vez, el gobierno continúa perpetuando prácticas coloniales a través de la falta de autonomía y la poca apertura a la participación ciudadana.  

En agosto del 2023, Fuentes consiguió parte de los fondos que necesitaba: La Maraña, a través del Laboratorio de Diseño Participativo, ofreció $17,000 en capital semilla al Taller Escuela Pescantil y a otras 20 comunidades puertorriqueñas. Fuentes indica que no solo están rescatando el espacio, sino que incluirán una cocina comunitaria y que están diseñando una ruta gastronómica para el desarrollo económico comunitario. La segunda planta del edificio será una torre de escape de tsunami, dada la cercanía del edificio a la costa.

En Puerto Rico, las organizaciones ambientales representan un 1.3% de todas las organizaciones sin fines de lucro, y en la medida en que el archipiélago se enfrenta a los efectos desproporcionados del cambio climático, estos grupos son cada vez más necesarios. A través de su trabajo, Ortiz ha conocido a muchas mujeres que gestan soluciones de justicia climática. 

“Este movimiento bien fuerte, que se está dando ahora sobre el cambio climático, representa a la mujer y representa ciertamente a la mujer pobre, la mujer negra, que vive en los espacios que ahora mismo se están viendo afectados, como las costas”, puntualizó.

Este ensayo fotográfico y proyecto de historia oral destaca a mujeres como Fuentes, que están cultivando y dando a luz proyectos innovadores que afrontan las injusticias medioambientales y climáticas en todo Puerto Rico. 

Para ver todas las historias, visita madresdelatierrapr.com

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