Doce murales que resaltan el legado de las mujeres puertorriqueñas

Acompáñanos en un recorrido por el arte urbano de varios pueblos que cuentan, a través de sus pinceladas, la historia de mujeres extraordinarias

Por:
Cindy A. Burgos Alvarado
Publicado en
March 7, 2025
Equidad
Arte y cultura
Este artículo es una colaboración entre Platea, Todas y 9Millones con motivo de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres (8M).

Luchadoras, tenaces, rebeldes, visionarias. En las calles de Puerto Rico hay murales que son mucho más que estampas de un momento. Son coloridas expresiones de arte que cuentan la historia de mujeres y disidencias que desafiaron las convenciones y alzaron su voz con valentía y determinación, dejando un legado que trasciende el tiempo y el espacio.

Para conmemorar el Día Internacional de las Mujeres, te presentamos un recorrido por algunos de los murales más emblemáticos que honran el legado de puertorriqueñas extraordinarias. En este viaje, nos acompañan las artistas que componen el Colectivo Moriviví y Taller Malaquita, así como los artistas Antonio Martorell y Rafael “Rafique” Vega, quienes expresan cómo cada pincelada refleja una historia que se entrelaza con muchas otras y que podría inspirarte en tu propia lucha.  

Primera parada: Santurce

Foto: Cindy Burgos Alvarado

Nuestro recorrido comienza en la calle Diez de Andino de Villa Palmeras y sus alrededores, en donde se pintaron los murales en honor a las cangrejeras Carmen Belén Richardson, Sylvia del Villard y Mamá Toña, tres mujeres fundamentales en la historia de San Mateo de Cangrejos, el nombre de la comunidad cimarrona que dio origen a lo que hoy conocemos como Santurce, la capital del arte.  

Las obras se gestaron a través del proyecto Resonancias Cangrejeras, que formó parte del programa de residencias artísticas de la Universidad del Sagrado Corazón (USC) con el respaldo de la Sociedad Histórica de Villa Palmeras y otros.

El Taller Malaquita, un taller multidisciplinario conformado principalmente por mujeres y disidencias, creó los murales junto a tres estudiantes de USC (Alondra Jiménez Rivera, Gabriela Rivera Rodríguez y Daniela Arocho González), dándoles la oportunidad de diseñar y trabajar las obras. “Queríamos resaltar mujeres importantes cangrejeras negras”, contó a Platea Rosenda Álvarez Faro, cofundadora y codirectora de Taller Malaquita. “Es un proyecto en el que está involucrada la comunidad”.

Álvarez Faro destacó que Richardson “fue la primera mujer negra dentro de la televisión puertorriqueña”, una actriz y comediante que inició su carrera con tan solo 9 años en una novela radial. A lo largo de su vida artística, no solo grabó telenovelas en Puerto Rico, sino en México y otros países. También se desempeñó en el teatro y la televisión, participando de programas como “Black Power” y “Sin ton ni son”.

Foto: Cindy Burgos Alvarado

De otro lado, Del Villard “se conoce más afuera que aquí”, apuntó Álvarez Faro. Del Villard despertó su interés por África mientras estudiaba en Nueva York, algo que la hizo llegar a sus raíces africanas en Nigeria. Además de declamar poemas y actuar, se desempeñó como bailarina y coreógrafa en obras como “Valley Without Echo”, “Witches of Salem” y “The Boyfriend” en Estados Unidos. En Puerto Rico, fundó el Teatro Afro-Boricua El Coquí.

Mientras tanto, Josefa Antonia Pesante, conocida como Mamá Toña, nació en Añasco y heredó su apellido de la familia que la tenía esclavizada, pero luego se mudó a San Mateo de Cangrejos, por lo que es cangrejera por adopción. “Vivió confinada y esclavizada hasta que logró comprar su libertad”, contó Álvarez Faro. “Logra comprar la libertad de su hijo en la pila bautismal”, agregó, siendo este Julián Pesante, uno de los encargados de desarrollar el puente Dos Hermanos y otros proyectos arquitectónicos. También es el nombre de la calle donde se hizo el mural.

Foto: Cindy Burgos Alvarado

Mamá Toña aprendió a leer y a escribir de la mano de una de las hijas de los Pesante y expresó en cartas la tristeza de ser esclava. Por eso, cosió su ropa al estilo español y se sacó una foto, que inspira el mural, “para que sus futuras generaciones supieran que ella murió libre”, dijo la artista.

Un cuarto mural está en desarrollo en honor a otra cangrejera ejemplar: Fe Cortijo, cantante y conguera sobrina del compositor Rafael Cortijo, con quien cantó en múltiples grupos musicales.

Segunda parada: Río Piedras

El artista Luis "Guillo" Cruz Martes pintó a Antonia Martínez Lagares con rosas y tonalidades de violeta y rosa que representan la diversidad. Foto: Lymarie Rodríguez Figueroa

De Santurce nos vamos al Paseo de Diego, en Río Piedras, donde hay dos murales que queremos que conozcas. El primero es en honor a la estudiante Antonia Martínez Lagares, quien murió asesinada por la Policía en la huelga de la Universidad de Puerto Rico (UPR) de 1970.

Su nombre se convirtió en emblema de la violencia policiaca ejercida contra el estudiantado e inspiró canciones de Roy Brown y Andrés Jiménez. El mural lo pintó Kroniko Arte, una marca de producción gráfica fundada por el artista Luis “Güillo” Cruz Martes, como parte de la iniciativa el Paseo del Arte en octubre de 2023.

Este mural, en Río Piedras, no solo celebra el baloncesto femenino, sino que abre el diálogo sobre la desigualdad en el deporte, según la artista. Foto: Lymarie Rodríguez Figueroa

El segundo mural es en honor a la Selección Nacional de Baloncesto Femenino, que hizo historia al clasificar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. En este se observa a las jugadoras Pamela Rosado, Jazmon Gwathmey, Jennifer O’Neill, Michelle González e Isalys Quiñones, quinteto que nos representó en Tokio.

“Estas jugadoras representan una diversidad generacional de lo que compone el equipo, de las refuerzos que llegan y cómo se unen a trabajar con las jugadoras boricuas”, contó la artista Elizabeth Barreto, creadora del mural, a Todas. Para ella, este mural no solo es una celebración al baloncesto femenino, sino una apertura al diálogo sobre la “desigualdad que ellas enfrentan” frente a sus contrapartes masculinos.

A lo largo de su carrera, Barreto ha usado el arte como herramienta de resistencia, cuestionando lo establecido desde su mirada feminizada y cuir. Tiene un altar de los muertos dedicado a las víctimas de feminicidios en Puerto Rico titulado “Del dolor y la rabia nace resistencia y rebeldía”, que forma parte de la colección permanente del Museo de las Américas.

La artista Elizabeth Barreto pintó un mural en honor a la Selección Nacional de Baloncesto Femenino, que hizo historia al clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Foto: Lymarie Rodríguez Figueroa

Tercera parada: Loíza

El mural  “Trenzando legados: Homenaje a nuestras mujeres” resalta la trayectoria de Alicia Carrasquillo, Magali Velázquez y Dalia Ortiz, tres lideresas de Tocones (Loíza). Foto: Lymarie Rodríguez Figueroa

De San Juan, nos movemos a Loíza, nombre que deriva de Yuisa, la única cacica taína en la isla de Puerto Rico de la que se tiene conocimiento. En el sector Tocones, el Colectivo Moriviví, liderado por mujeres y activistas, desarrolló junto a la comunidad un mural titulado “Trenzando legados: Homenaje a nuestras mujeres”. En este, resaltan la trayectoria de tres lideresas: Alicia Carrasquillo, Magali Velázquez y Dalia Ortiz, quienes se destacaron por ofrecer servicios educativos, talleres y ayudas a la comunidad.

Este mural surgió de unos talleres de trenzado que ofreció el colectivo en la pandemia. “El tema nos gustó tanto que quisimos trabajarlo en mural”, contó a Platea Raysa Rodríguez García, cofundadora y codirectora del Colectivo Moriviví.

La pieza comunitaria también hace referencia a otras “mujeres negras que han aportado en distintos espacios y trincheras”, cuyos nombres están escritos en los cabellos, y las niñas que son parte de la comunidad.

“El mural habla sobre cómo el arte del trenzado metafóricamente es el traspaso del legado, conocimiento o saberes de generación a generación. Por eso, las mujeres adultas están trenzando a las niñas”, explicó Rodríguez García.

El flamboyán del mural es el árbol que está al lado del parque de pelota que sirve como centro comunitario de Tocones. Mientras, las flores de la ceiba que aparecen en el mural hacen referencia al legado de Adolfina Villanueva, “una mujer que luchó por su casa en Loíza y fue asesinada brutalmente”, dijo la artista. En la que fuera la casa de Adolfina, sembraron una ceiba, “que es un árbol protegido y se supone que por ley nadie lo tumbe”. Fue una forma de proteger a la comunidad y de continuar el legado de lucha en contra del desplazamiento.

Las flores de la ceiba que aparecen en el cabello de las niñas hacen referencia al legado de Adolfina Villanueva, quien fue brutalmente asesinada en medio del desalojo de su vivienda en Tocones. Foto: Lymarie Rodríguez Figueroa

De Tocones, nos movemos al Estadio Miguel Fuentes Pinet, la casa de los equipos de Las Cocoteras y Los Cocoteros de Loíza. Este parque fue intervenido en 2019 por el proyecto Monument Art, dirigido por el artista plástico Celso González. En este parque, además de una serie de murales que resaltan la historia de Loíza, hay uno particular que destaca la importancia de las mujeres en el deporte titulado La Cocotera.

El autor del mural es Luis Alejandro Rodríguez (akalejrandroart) y dice que su obra resalta “la importancia de la mujer y sus capacidades”. Es una niña loiceña con el uniforme del equipo de su pueblo que resalta el nombre de la palma de coco.

Cuarta parada: Caguas

Este mural, desarrollado en el Valle del Turabo, sirve de legado y altar a la artista y poeta Amara. Fue pintado en conjunto entre la red EspicyNipples y el proyecto Urbe Apie. Foto: Nitzayra Leonor, para EspicyNipples

Y de Loíza nos vamos al Valle del Turabo, donde un mural sirve de legado y altar a la artista y poeta Amara, “una mujer joven negra trans activista, quien nació en Aguas Buenas y falleció por uso problemático de sustancias y otras circunstancias prevenibles”, dijo a Todas Sora Ferri, quien es una de las integrantes principales de EspicyNipples, una red transfeminista que narra historias de las vidas TILQAPBG+. Estas son las siglas invertidas del colectivo LGBTQIA+, algo que forma parte de su activismo.

Fue esta red la que gestó el Proyecto Amara, una “gesta artística que funciona para documentar nuestras vidas a través del lente de luto, sanación y gozo, con un enfoque en el uso de sustancias y reducción de daños”, dijo Ferri. El proyecto fue inspirado en Amara, lo cual permite dar visibilidad a la vida de las personas trans afrodescendientes. El mural se estableció en Caguas, pueblo en el que Amara “se formó como activista con Valle Garita de Urbe Apie, que fue una de las organizaciones con quien colaboramos para trabajar el proyecto”.  

La creadora del mural es la artista Damaris Cruz, conocida como Dama Lola, cuyo tema principal en su obra es la memoria y la cotidianidad. Cruz es una destacada muralista que ha participado en varias convocatorias de arte urbano y tiene murales en distintas partes de Puerto Rico y República Dominicana.

Quinta parada: Humacao

Poeta, declamadora y cantante, Anjelamaría Dávila fue considerada una de las voces poéticas más destacadas de su época. Foto: Suministrada por Rafique PR

Nos movemos a la Perla del Oriente, destacando dos murales creados en dos ediciones de Humacao Grita, un festival de arte urbano dedicado a embellecer al casco urbano y a dar espacio a los artistas emergentes de presentar su talento.

El primer mural está dedicado a la poeta, declamadora y cantante Anjelamaría Dávila, quien formó parte del grupo Guajana, dirigido por el poeta Vicente Rodríguez Nietzsche en la década del 1960, y fue considerada una de las voces poéticas más destacadas de su época.

“En grado 11, un profesor nos introdujo a la poesía de Ángela María y me llamó mucho la atención porque es de las primeras figuras feministas de Puerto Rico (que conocí)”, contó a Platea Rafael Enrique Vega, alias Rafique, el artista que creó el mural. El arte muestra a la poeta frente a algunas de las letras de sus poesías, sobre todo de los poemarios La querencia y Animal fiero y tierno.

“De mis favoritos es Animal fiero y tierno porque representa esa parte tierna y salvaje, esa rabia de todas las complicaciones que se le daban a Anjelamaría por ser negra, mujer, feminista y toda la vuelta, en los 1980-90”, dijo Vega.

El segundo mural se titula “Libre y peligrosa” y hace honor a las mujeres que luchan en las calles. Formó parte de la segunda edición de Humacao Grita, en el cual convocaron solo mujeres artistas, quizás el único festival de arte urbano que hace esto en Puerto Rico, según Raysa Rodríguez García, de Colectivo Moriviví, autoras del mural.

“Nos inspiramos en la canción Libre y peligrosa de Plena Combativa, una agrupación que existía en ese momento. A base de la letra, hicimos las distintas escenas”, dijo Rodríguez García.

Tomando la plena como ritmo de protesta, la primera escena, ubicada a la izquierda, hace referencia a Cortaron a Elena, una clásica plena puertorriqueña que habla de un incidente de violencia de género. Utilizan de base el grabado que realizó el artista Rafael Trufiño para el Portafolio de Plenas, dirigido por Irene Delano en colaboración con el artista Lorenzo Homar.

A la derecha, el resto del mural tiene “mujeres tocando plena, con puños al aire o declamando” y frases de Libre y peligrosa, una plena contemporánea que es un himno feminista contra la violencia machista.

Sexta parada: Adjuntas

Aunque no es un mural, esta obra del artista Antonio Martorell alienta al despertar de una nueva conciencia puertorriqueña. La obra resalta el legado de la líder comunitaria y activista ambiental Faustina “Tinti” Deyá Díaz, cofundadora de Casa Pueblo. Foto: Suministrada - Archivo Virtual: Antonio Martorell

Cruzamos la isla y llegamos a la Ciudad del Gigante Dormido, para destacar una obra de arte que, aunque no es un mural, resalta el legado de la líder comunitaria y activista ambiental Faustina “Tinti” Deyá Díaz, cofundadora de Casa Pueblo. Se trata de un homenaje póstumo del pintor y escritor Antonio Martorell, que tituló la pieza “Ella despierta, el gigante dormido” y que se encuentra precisamente en la sede del proyecto de autogestión comunitaria que gestó Tinti.

En el cuadro, está Deyá Díaz tomando café frente a la montaña, “estableciendo al Gigante Dormido como símbolo no solo del pueblo de Adjuntas, sino del pueblo de Puerto Rico, que necesita despertar. Y ella está despierta siempre, aún difunta, está despierta”, contó Martorell a Platea. “Esta obra trata de hacer despertar a este pueblo a una posición de libertad, de energía, no solo de energía solar, sino de energía humana”.

La obra fue pintada en acrílico sobre una tela florida, la cual se puede contemplar en el traje de Tinti. Se trata de un cuadro que vino después de que Martorell pintara, hace unos años, otra obra del hijo de Deyá Díaz, quien falleció repentinamente en el 2009.

Para el artista, Tinti era “una gente luminosa, pero sin aspavientos. Ejercía una callada autoridad, la callada autoridad que dan los buenos actos y el sentir patriótico traducido en acciones. Eso se sentía... Una mujer muy sencilla, muy grata, pero muy valiente porque cuando tenía que cantárselas claras a cualquiera, lo hacía. No era una persona agresiva, pero sí una persona que sabía defender lo suyo y lo de su gente”.

Martorell le regaló la obra a Casa Pueblo, que hizo una reproducción en tamaño cartel y sirve para mantener la causa, que incluye proyectos de energía solar, bosque escuela, emisora radial y más.

Séptima parada: Lares

Creado por el Colectivo Moriviví, este mural honra a la líder revolucionaria Mariana Bracetti —quien bordó la primera bandera de Puerto Rico para el movimiento independentista del Grito de Lares—junto a los nombres de otras mujeres que apoyaron la causa. Foto: Suministrada por Colectivo Moriviví

Culminamos este viaje histórico y artístico en la Ciudad del Grito, con un mural que formó parte de la primera edición del festival de arte urbano el Grito del Arte. Creado por el Colectivo Moriviví, se titula “Las mujeres hacen matria” y hace honor a la costurera y líder revolucionaria Mariana Bracetti, reconocida como la persona que bordó la primera bandera de Puerto Rico para el movimiento independentista del Grito de Lares, el 23 de septiembre de 1868.

“Representamos a Mariana Bracetti cosiendo la bandera. De la bandera se entretejen o nacen nombres de distintas figuras de mujeres puertorriqueñas que han aportado también a la lucha”, explicó Rodríguez García. La intención de las artistas fue, no solo honrar a Bracetti y su legado político, sino “nombrar a otras mujeres que también han aportado” a la causa.
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