El rescate de un árbol centenario: cómo la comunidad viequense ha protegido el Parque Costero La Ceiba
La comunidad gestiona la conservación de un árbol que representa su cultura ancestral y su resistencia ante una historia de opresión militar
Este artículo se publicó gracias al apoyo del Caribbean Climate Justice Journalism Fellowship, una iniciativa entre Climate Tracker y Open Society Foundations.
VIEQUES —. En el barrio Mosquito, hay una giganta ancestral: una ceiba colosal con cientos de años de historia. Su tronco grisáceo y rugoso parece tallado por siglos de vientos caribeños; mientras, sus ramas se extienden con elegancia, cubriendo un espacio amplio con su copa verde y frondosa. Desde la base del árbol, su inmensidad es asombrosa: se eleva decenas de metros, con raíces que se despliegan como tentáculos hacia el suelo, y abrazan la tierra con fuerza. Su presencia es imponente.
En el mar cercano, respira una pradera marina de tonalidades esmeralda que se extiende hacia el horizonte, bordeada por manglares con raíces entrelazadas que parecen sumergirse en las entrañas de la isla. Caballos salvajes de tonos castaños y blancos trotan suavemente por los alrededores, con sus crines ondeando al viento; mientras, pequeñas aves de plumajes vibrantes —rojos, amarillos y azules— se posan en las ramas, llenando el aire de trinos suaves. El paisaje alrededor de la ceiba se mueve en armonía: la brisa trae consigo un murmullo del mar, que se mezcla con el crujir de las hojas.
Este árbol ha sido testigo de los eventos históricos que han moldeado la isla de Vieques. Ha resistido desde el dominio colonial español hasta la ocupación militar de la Marina de Estados Unidos, así como la lucha del pueblo por la paz; y más recientemente, la vulnerabilidad ante las secuelas del huracán María. Ante todo, la ceiba ha permanecido en pie.
No fue hasta el 2012 que el gobierno municipal de Vieques declaró el área como la Reserva Natural Parque La Ceiba, lo que representó un paso crucial en la protección y preservación de este tesoro natural y cultural. La reserva comprende una diversidad de ecosistemas, que incluyen manglares, humedales, estuarios y playas donde habitan especies en peligro de extinción, como el manatí antillano, el pelícano pardo y la tortuga verde. De hecho, el área alberga la pradera marina más extensa del archipiélago de Puerto Rico. La reserva posee en total 51 cuerdas.
Sin embargo, no siempre fueron terrenos protegidos por su valor ecológico y cultural. En los años treinta, la Marina de Guerra de Estados Unidos expropió estos terrenos, para ubicar allí su base militar, desde donde realizaron prácticas militares durante 60 años de ocupación. Muy cerca de la Ceiba, se ubicaba el portón de acceso a la base militar. Frente a ella pasaban diariamente cientos de soldados. Antes del desplazamiento por los militares, el barrio Mosquito tuvo una comunidad vibrante, con escuelas y viviendas. La lancha, que conecta a Vieques con la “Isla Grande” de Puerto Rico, salía de allí.
Tras el cese del bombardeo de la Marina, gran parte del territorio que había estado ocupado se convirtió en Reserva Silvestre de Estados Unidos, bajo el manejo y control del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre. Sin embargo, la Reserva Natural Parque La Ceiba es manejada por la comunidad. Este esfuerzo de conservación es más que un simple esfuerzo de proteger la naturaleza; es un acto de justicia climática y un compromiso con la herencia cultural y espiritual de la comunidad.
Un colectivo ciudadano, bajo el nombre de La Ceiba Community Project, Inc., ha estado trabajando para asegurar que esta área reciba la protección legal necesaria que garantizará su preservación para las futuras generaciones. El proyecto busca expandir los límites de la reserva para incluir los hábitats marinos adyacentes, que son esenciales para la biodiversidad de Vieques y que están amenazados por el impacto de la crisis climática.
La legislatura de Puerto Rico presentó y aprobó, en junio de 2024, el proyecto del Senado 1366, para crear la “Ley de la Reserva Natural Parque La Ceiba de Vieques”. La medida fue peticionada por Ardelle Ferrer Negretti, en representación de La Ceiba Community Project, Inc. Aunque la Asamblea Legislativa le dio el visto bueno, el gobernador Pierluisi le dio un veto de bolsillo, al no haberlo firmado dentro del término constitucional de los 30 días.
Una conexión comunitaria
Aunque el proyecto conlleva muchos gastos y esfuerzos, la comunidad está comprometida con agotar las alternativas viables para conservar la conexión que han creado con este espacio de valor cultural, histórico y espiritual.
Ardelle Ferrer Negretti, artista y residente de la isla municipio, ha tomado como bandera la conservación de esta reserva. “Empezamos a restaurarlo; empezamos a venir más a menudo, y empezó más gente a venir también. El área estaba perdida: había basura, la gente tiraba enseres ahí; la maleza era tan alta, que no sabías que había mar a unos cuantos pies”, explica sobre los comienzos del proyecto, cerca del año 2007.
En ese entonces, se acercaron padres y madres a ofrecer su labor voluntaria, junto a sus hijos. Estos niños han crecido protegiendo y conociendo la reserva, por lo que sienten un arraigo al espacio. “Una de las bases del proyecto es que el pueblo ocupe el rescate, restaure y aprenda”, expresa Ferrer.
La ceiba, un árbol sagrado para la cultura taína, simboliza la conexión entre el cielo, la tierra y el inframundo. Los taínos creían que sus raíces profundas alcanzaban los espíritus de los ancestros, mientras que su formidable tronco y ramas extendidas conectaban con los dioses del cielo. A lo largo de la franja tropical de América, donde es originaria, la ceiba sigue siendo reverenciada por muchas culturas —incluyendo la maya y nahual en América Central, por ejemplo— como un símbolo de protección, fuerza y fertilidad. Por tal razón, es común encontrarla en rituales espirituales, marcando espacios de comunión con la naturaleza y lo divino.
En el área del parque, se celebran anualmente diversas actividades familiares, culturales y religiosas, convirtiéndose en un espacio de unión comunitaria y espiritual. Este lugar —que recibe miles de visitantes cada año entre residentes, turistas y voluntarios— es un refugio de paz y muestra la necesidad de proteger el entorno natural y cultural. Es el tercer lugar más visitado por el turismo en Vieques, luego de la bahía bioluminiscente y el Fuerte Conde Mirasol, según operadores turísticos en la Isla Nena.
“Es el punto de encuentro de excursiones de snorkeling, y perfecto para la observación de aves. Lo puedo incluir en temas de arqueología, pues allí se encontró un yacimiento arqueológico. Hablamos de turismo cultural, que no es tanto turismo de sol y playa”, explica Dimary Cubero, operadora turística en Vieques. El parque se ha convertido en una parada obligatoria para turistas, así como un espacio de excursiones y una fuente de desarrollo económico local.
La comunidad logró que, al rescatar este espacio, se instalaran columpios y un gimnasio al aire libre. “Traigo a mis hijas todo el tiempo”, comentó Cubero. Muchas familias —la de Cubero incluída— celebran los cumpleaños y otras fiestas familiares allí. Cada año, se festeja en el encendido de la Ceiba con luces navideñas, particularmente, para conmemorar la fecha del Día de Reyes (6 de enero). Así mismo, se organiza la celebración anual del Día de Juegos Tradicionales, donde —entre cuentos, trompos, arte y peregrina— los más pequeños y los grandes comparten los juegos favoritos boricuas.
Además de asegurar medidas de protección ambiental, el proyecto planifica mejoras a la infraestructura de la reserva, tales como la expansión de los senderos naturales y la renovación de áreas recreativas dañadas por tormentas. Estas mejoras no solo fortalecerán la resiliencia del área, sino que también la harán más accesible y disfrutable para la comunidad local y los visitantes de todo el mundo, según argumenta el proyecto de ley. Estas decisiones se gestionan con el apoyo de biólogos, planificadores, artistas y estudiantes universitarios, así como de la mano de la comunidad.
A pesar del veto de bolsillo de la administración actual, el colectivo planifica continuar impulsando la creación de la ley, por medio de endosos y firmas. Además, continuarán promoviendo actividades, investigaciones y el diseño del espacio, como esfuerzos participativos y colaborativos.
Patrimonio y diseño participativo
“El diseño del área parte de la Ceiba como un monumento histórico. Hay una memoria asociada a ese lugar. Es un acto noble, gigantesco, hermoso, que es un centro de atracción también. El hecho de estar cerca de la costa sugiere un parque que vaya al mar, venga de la Ceiba y haga como una ruta que mezcle el agua de mar y la Ceiba”, expresa el arquitecto Edquin Quiles, fundador del Taller de Diseño Comunitario, cuyos estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, han asistido en el diseño participativo del Parque La Ceiba de Vieques.
El Taller de Diseño Comunitario es una iniciativa que une a la academia y a las comunidades en la búsqueda de soluciones sostenibles y equitativas para el desarrollo urbano. En particular, estas soluciones se aplican a la revitalización de espacios públicos y a la creación de proyectos de desarrollo comunitario. La organización ha trabajado, desde 1998, en la investigación y el diseño de instalaciones, para decenas de iniciativas comunitarias; particularmente, para comunidades de bajos ingresos y en riesgo de ser desplazadas.
El proceso de diseño participativo significa “que nadie sabe todo sobre un diseño”, según el fundador del taller. “El diseño participativo es un encuentro de saberes. Al principio, todos me decían que yo era un trabajador social; que un arquitecto estudia para tomar decisiones, no para preguntar”, rememora Quiles sobre su trayectoria.
“Cualquier proyecto —sea de envergadura o más pequeño o más grande— tiene que tener, de alguna manera, la participación de la comunidad. Es decir, le pertenece a la comunidad, no es del gobierno ni de la empresa privada. Nosotros vamos allí a compartir ese espacio para, a partir de la experiencia de los profesionales, hacer un diseño que se ajuste a lo que la gente quiere y lo que se puede. El arquitecto es un ente crítico. Hay una negociación; hay una negociación siempre”, expande Quiles sobre este tipo de procesos de planificación.
El parque costero La Ceiba se encuentra a solo pasos del antiguo hotel W Retreat & Spa en Vieques, que pasó a ser propiedad del inversor de criptomonedas Brock Pierce, luego del huracán María. Esta propiedad, que queda casi contigua a los terrenos del parque, se encuentra hoy en un pleito legal entre inversionistas extranjeros.
La especulación sobre la compra y venta de terrenos en Puerto Rico también preocupa a esta comunidad. Su cercanía a paradores lujosos y al mar lo hacen vulnerable a que la zona costera —que buscan incluir como parte de la reserva— caiga en el juego de la especulación.
Según datos del Instituto de Investigación y Planificación Costera de Puerto Rico, Vieques es el municipio con mayor cambio de ancho de playa en Puerto Rico. Es decir, que ha sido el municipio con más erosión costera, luego de recientes fenómenos naturales.
Sobre los retos que enfrenta el proyecto, Ardelle Ferrer resalta que sus esfuerzos reafirman la esperanza.
“Después de María, el segundo día, llegué aquí y había un montón de gente yendo a hacer lo mismo: [yendo] a chequear a la madre Ceiba. Pues entonces, sí la estamos defendiendo… ¡Hasta extranjeros había! Por tanto, sí se le está dando el respeto que se merece. Está más bella que nunca, aunque tuvimos prácticamente que volver a empezar… Obviamente, luego de darle nuestro tiempo, nuestra energía, nuestro bolsillo y todo lo demás”, reflexiona Ferrer.